martes, 15 de septiembre de 2009

Uno de los nudos más potentes que tiene nuestro subsector, es el de la comprensión lectora. Este es un problema País. Es una problemática transversal, que ocurre, sacude y destruye cualquier intento de decodificación de mensajes.
Se nos entrega un Programa de Estudio que está creado a base de una premisa casi utópica, y esa base es que se da por lograda la competencia de la comprensión de lectura. Tenemos que enfrentar a los estudiantes a una serie de textos que necesitan de habilidades que los lectores deben tener, desde el análisis de párrafos, identificar la idea principal y las ideas secundarias, inferir, et., por ello nuestra tarea es casi de “milagros” porque debemos separar las aguas de la desidia y las de la ignorancia, para caminar por el centro, con la mayoría de nuestros/as alumnos/as.
Los Programas no nos dan como C.M.O. cuestiones básicas como por ejemplo:
Enseñanza de la lectura
Utilización del diccionario
Haciendo un símil: no nos permiten enseñar a nadar a los estudiantes, sino que ellos/as deben de inmediato tirarse a la piscina y nadar 100 metros. Las consecuencias de este ejercicio se pueden inferir fácilmente, sin mayor desgaste de células grises, especialmente si se tuvo la oportunidad de ver la película El Titanic (versión nueva o clásica, para los efectos el resultado es el mismo)
Entonces nos asalta la pregunta ¿ser o no ser? ¿Debo enseñar a leer a mis estudiantes? ¿Puedo transgredir el Programa de Estudio?
En medio de esas divagaciones, aparece un nuevo nudo: la escritura. El Programa de estudio no trae dentro de sus C.M.O. enseñar a escribir, menos aún reglas ortográficas. Eso se da por logrado. Pero la vida es más porfiada que el Programa y nos entrega un alto porcentaje de estudiantes que no saben escribir, que no saben redactar una idea, que no saben qué es coherencia, ni cohesión. Entonces al borde de la angustia nos remece nuevamente ¿ser o no ser? ¿Debo enseñar a escribir a mis alumnos/as? ¿Puedo faltarle el respeto al Programa?
Y casi al terminar el día, nos acorrala otro nudo: la palabra hablada. Saber hablar, saber expresarse con coherencia, saber escuchar, saber exponer, saber respetar las ideas. Y ahí, justo en ese instante nos ponemos a escribir esta página, para lanzarla al océano de palabras del mare nostrum Blog, quizás con la esperanza de que alguien, a la otra orilla, lo encuentre y logre leerlo, sin comprender nada, y que escriba al reverso: Sí, a veces. Lance su mensaje de vuelta y en la noche hable con sus amigos sobre una cuestión que encontró a la orilla de la playa que era como el aviso de una nueva chopería.
¿Cómo atacamos el problema? Fácil, a través de la enseñanza básica del saber leer comprensivamente, saber escribir coherentemente y aprender a hablar y a escuchar. Esto es válido para el Primer y el Segundo Ciclo.
Pedimos, sí, reservas sobre esta información, porque no se debe hacer.

Atentamente
Los naúfragos

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