martes, 17 de noviembre de 2009

Libertad

Libertad para expresarse, libertad para exigir justicia, libertad para poder vivir dignamente, libertad para poder ser maestros y maestras.Tener el orgullo de vivir en un País donde se respeta a sus profesores y profesoras jubiladas, porque gracias a su enseñanza, libremente, cada uno de esos adultos puede hablar, escribir y votar, en libertad, a favor o en contra de quienes le enseñaron la palabra dignidad.
Duele este País, duele esta economía, duele tanta deuda histórica. Pero aún, desde el dolor, podemos decir gracias a la Pocha, a la Jovita, a la Susana y a la María, a Gastón, a Diego, a Miguel. A todos aquellos que todavía, con mucho esfuerzo, levantan la cara de nuestro País y lo lavan, y lo peinan, y le enseñan que dentro de una sala de clases se respeta la diversidad, se construye en equipo y nunca se usa al prójimo para escalar.
Esta economía libre de mercado, esta globalización económica, está lesionando fuertemente el clima global. Todo se derrite. Crecen los desiertos. Escasea el agua. El hambre se multiplica.
Quieren derretir los glaciares de la educación pública chilena. El apetito voraz quiere adueñarse del alma de los niños de nuestro País.
Nuestra respuesta, desde lo más hondo del magisterio es esta:

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